«El Clavo es un pueblo muy de selva y, como dice mi madre, es la bacinilla de Cristo, porque llueve todo el tiempo», explica Betsayda Machado al iniciar la conversación. «Es además un pueblo que siempre se dedicó al cultivo de cacao. En los alrededores había muchas haciendas enfocadas en ese producto. Eso cambió en los últimos años por la inseguridad que existe en el país. La gente tiene que estar muy encima de sus plantaciones para que no los roben. Cuidar mucho sus tierras. Pero incluso aquellos que las tienen bien vigiladas las han perdido por el tema de la inseguridad», agrega.
Fue en una Feria del Cacao, una celebración que se llevaba a cabo anualmente en Barlovento, donde Betsayda Machado se dio a conocer en el año 92, al ganar el premio a la Voz Negra de Barlovento, «donde se celebraba la interpretación de los tambores típicos de la región como el culo’e puya, el tambor redondo, pero también los cantos de fulía, que son los que se le hacen a la Cruz de Mayo, y los cantos de trabajo», comenta la cantante.
Desde muy joven Machado estuvo en contacto con los ritmos y la percusión afrovenezolana de la costa central del país, así como las parrandas con las que se celebraban distintas efemérides como San Juan y la Cruz de Mayo. «En casa siempre se desarrollaron agrupaciones. Yo estoy cantando desde los cinco años. En diciembre hacíamos grupos de aguinaldos y parrandas. Nos íbamos a competir en Río Chico, San José, con misas de aguinaldo, y todo el repertorio decembrino. Se hablaba mucho de la agrupación de El Clavo porque arrasábamos con los premios», afirma entre carcajadas, para luego agregar: «Lo que pasa es que Barlovento es tierra de grandes músicos, ahí están los mejores percusionistas y cantantes, pero también los mejores charlatanes, porque son muy bromistas».
Tras graduarse de la secundaria Betsayda Machado abandonó El Clavo para instalarse en la capital, Caracas. Allí pasó a formar parte del mítico grupo de música tradicional Vasallos del Sol, luego conocido como Vasallos de Venezuela, con quien continúa tocando treinta años después. Además formó parte de otros proyectos muy reconocidos a nivel nacional como Un solo pueblo, la banda del Pollo Brito y la agrupación de la cantante Diveana.
La Parranda El Clavo
«Hace unos años estuve participando en un espectáculo de boleros, organizado por el célebre periodista venezolano César Miguel Rondón. Fue en esa época cuando conocí a Juan Suki, nuestro mánager, quien me ofreció trabajar juntos. Él perseguía un proyecto más enfocado en mis raíces, en Barlovento, en El Clavo. Recuerda que yo hice muchas cosas, y él tenía esas referencias también. Total, fuimos al pueblo para que viera todo. Nosotros los primeros de enero hacemos una gran parranda. Así que nos trasladamos ese día», rememora Machado.
Al llegar a casa de la cantante Suki se encontró a casi todo el pueblo allí, en una parranda donde decenas de personas participaban.
«Juan me dijo que ese poco de gente no nos la podíamos llevar de viaje a tocar. Me pidió que hiciera una selección de músicos. Yo juraba que me iba a dejar escoger al menos doce, pero eran demasiados. Me ofreció un máximo de nueve, pero para tarima siete u ocho. Creo que opté correctamente, no sólo porque fueran buenos, cosa que ya sabía, sino porque nos llevábamos bien juntos. Prueba de ello es que el viaje a El Clavo fue en 2015, y nuestra primera gira internacional, a Canadá, fue en 2016, y todavía hoy seguimos muy contentos», dice.
El resto de los miembros de la Parranda El Clavo son personas con las que creció en el pueblo, pero que solía ver principalmente durante las parrandas de enero.
La Parranda El Clavo consta sólo de percusión, voz y danza. «No tenemos teclado, ni bajo, ni siquiera un cuatro. Estamos enfocados sólo en los tambores y en la percusión. Esa era la meta, llevar lo barloventeño y afrovenezolano a la tarima», confirma.
Loe Loa (Rural Recordings Under the Mango Tree)
El disco debut de Betsayda Machado y La Parranda El Clavo se llamó Loe Loa (Rural Recordings Under the Mango Tree), que se traduce como Loe Loa (Grabaciones rurales bajo un árbol de mango).
Sobre el disco, Machado relata: «Se hizo en El Clavo, bajo una mata de mango literalmente. Juan se llevó varios amigos que nos ayudaron con la grabación. Ahí la orquesta se sintió entre la espada y la pared porque jamás había separado voces por un lado, y tambores por otra. Más adelante, para que no sonara tan rural, nuestro amigo José Luis Pardo hizo una mezcla más pulida. Se podría pensar que hay dos grabaciones porque hemos publicado dos versiones de la misma sesión, una más cruda y otra más trabajada en estudio. La idea ahora es publicarlo en acetato. Son cuarenta años que hacemos las parrandas de El Clavo, así que creo que nos merecemos un acetato».
Más recientemente hicieron otra sesión de estudio en Miami, donde grabaron varios temas nuevos que aspiran publicar en los próximos meses. Aunque debido la situación actual del mundo, con motivo de la pandemia de Covid-19, son cautelosos a la hora de anunciar ninguna fecha de lanzamiento.
«Lo mismo nos pasa con las giras, que hemos tenido que reorganizarlas debido a las cuarentenas que se están dando en distintos países. Nosotros íbamos a salir en agosto a Estados Unidos, pero es obvio que a este ritmo eso no sucederá. Ojalá se pueda hacer algo antes que termine el año, pero depende de este tema de la pandemia», confiesa Machado. Durante uno de sus conciertos más recientes, sucedido apenas semanas atrás en Caracas, no pudo participar toda la Parranda El Clavo, debido a la dificultad de moverse por Venezuela durante la cuarentena actual. «Fue durante la celebración por la beatificación del médico venezolano José Gregorio Hernández, quien es una figura muy venerada en Sudamérica. Se hizo una misa en la capital, y estuvimos presentes junto a otros intérpretes», fina