mayo 23, 2016

Isao Tomita, un puente generacional en la electrónica

Su nombre fue recordado el día de su muerte, el pasado 6 de mayo. La partida física de un artista hace, al menos, que quienes no lo conozcan se acerquen a los aportes de ese creador. Isao Tomita es uno de esos casos. Muchísimos no lo conocían, y no tenían por qué saber sobre alguien que no existía para los medios convencionales, los mismos que publicaron la noticia con titulares como «Falleció el padre de la electrónica».

Más allá de este asunto mediático, nos preguntamos ¿qué nos dejó el músico japonés? No hay una fecha exacta de cuándo nació en sí la música electrónica, ya que los experimentos sonoros han sido una búsqueda humana constante en todas las épocas y generaciones. Desde la invención de herramientas y máquinas, incluso antes de la era industrial. Bien sea por accidente o no, lo cierto es que la creación de sonidos ha estado presente.

«La idea de la música generada a partir de medios no naturales, con instrumentos que se sirven de fuentes de energía no humanas, de aparatos, valga la redundancia, electrónicos, pues es en muchos sectores todavía un misterio», señalan Javier Blánquez y Omar Morera en su libro Loops, una historia de la música electrónica, donde, por cierto, no aparece Isao Tomita -no sabemos si hay una edición corregida-, pero sí Kraftwerk o Daft Punk, sin dejar valorar a estos artistas.

Decimos esto porque presentar a Tomita como «padre de la música electrónica» es no reconocer todo lo que le antedecía. ¿No se hablaba de Tomita, pero después de su muerte ahora resulta que es el fundador de una corriente musical?

El compositor y productor japonés estudió Historia del Arte en la Universidad de Keio en Tokio y también música electrónica con profesores privados. Pero no se quedó allí, sino que continuó explorando y explotando las potencialidades de los varios tipos de sintetizadores, comenzando por el Moog Modular, difícil de encontrar en Japón en los años 70. Además, se le agradece «su capacidad para hilar la cultura pop con la clásica pasándola por el filtro oriental», palabras del escritor español Alberto Piernas en su nota Muere Isao Tomita, mago japonés de la electrónica. ¿Cuál es su legado en la historia de la música? Por otra parte, son conocidas sus producciones para radio y televisión.

«Sus realizaciones de obras clásicas son de muy alta calidad. En su momento, en el contexto en el que trabajó, sus producciones eran de muy alto nivel técnico. Hay que recordar que eran hechas con equipos analógicos. Además, en el caso de las piezas de compositores conocidos, logró texturas y dinámicas orquestales únicas. Y lo más interesante fue que en algunos momentos propuso sonoridades originales que le daban un giro personal marcado», nos comenta Miguel Noya, músico y productor venezolano especializado en música electrónica.

Sin duda que el invento de Robert Moog introdujo un cambio significativo en el curso de la música, al ampliar el espectro de sonidos hasta ese entonces desconocidos. Es con este sintetizador que Tomita crea su primer disco  Electric Samurai: Switched on Rock, released in Japan (1972) y, después, Snowflakes are dancing (74), álbum con el que trascendió al recrear, adaptar y, por ende, darle otra lectura a la obra de Claude Debussy.

«Tomita se presenta como un puente entre esta primera generación de músicos que usaron sólo sintes como instrumento para grabar obras emblemáticas de la música de arte europea, como Wendy Carlos, a una segunda que componía material propio a partir de esos instrumentos, como Jean-Michel Jarre o Vangelis Papathanassiou», dice Gerardo Rodríguez Figueroa, músico, especialista en música experimental y docente chileno.

Mientras que el periodista musical venezolano, crítico y docente de electroacústica Juan Carlos Ballesta señala: «Tomita fue importante en los primeros años de la música electrónica analógica. En la estela de Walter (Wendy) Carlos, hizo muchos trabajos con el sintetizador Moog y, para dar la sensación de polifonía, grababa pista por pista. Hizo adaptaciones de composiciones académicas, soundtracks y un largo etcétera».

Hay otro dato curioso y es que su trabajo Kosmos (1978) está entre los primeros en utilizar el secuenciador Roland MC-8 (1977), de fabricación japonesa. Para este álbum Tomita debió hacer un minucioso estudio de este microprocesador. Escuchar el disco es un verdadero deleite auditivo para haber sido elaborado con un aparato tan rudimentario y básico. La versión del Concierto de Aranjuez es de las mejores.

La atemporalidad de la obra del músico nipón es otra de sus características, asunto que la hace vigente y una referencia ineludible en las generaciones de músicos y no sólo para quienes se dedican a la electrónica. En pocas palabras, Tomita mostró los infinitos caminos de esta tendencia y que no hay obstáculo en cuanto al equipo a emplearse si la imaginación y la curiosidad están por delante.

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