junio 27, 2023

El arte multifacético de los ashiqs azerbaiyanos

Los ashiqs azerbaiyanos son artistas integrales que combinan poesía, narración, danza, canto e interpretación de instrumentos típicos de la región, fungiendo como uno de los principales símbolos de la cultura de ese país del Cáucaso, así como de emblema de la identidad nacional y guardianes del idioma, la literatura y la música local.

Misterioso, sincrético y milenario, el arte de los ashiqs combina varias formas de expresión: poesía, danza, declamación, teatro e improvisación, que puede ser tanto oral como musical. Estos personajes típicos de Azerbaiyán y el Cáucaso relatan la historia del país, retratan su tradición e ilustran el imaginario colectivo.

Hay quienes definen al ashiq como un cantante y poeta folclórico, al estilo del trovador o bardo medieval. Además de sus propias canciones, en el repertorio de ashiq se incluyen cuentos épicos y canciones populares. Su arte ha sido presentado desde sus orígenes por intérpretes masculinos y femeninos, teniendo ambos géneros representantes legendarios.

Los ashiqs suelen tocar el saz, un instrumento de cuerda similar al laúd, con mástil largo, el cual pasa a convertirse en una extensión de su cuerpo al momento de presentarse frente al público.

El kopuz es el otro instrumento por antonomasia utilizado por los ashiqs. Tiene tres cuerdas y está hecho de madera; se toca con los dedos, sin arco. Su sonido es similar al de una guitarra. El kopuz implemento es muy importante en otros países túrquicos como Kirguistán.

El repertorio clásico de los ashiqs azerbaiyanos incluye más de 200 canciones, 150 composiciones literarias-musicales conocidas como dastans, y cerca de dos mil poemas y cuentos.

Gozelleme, un poema dedicado a la belleza y el amor, posee un lugar especial en el arte de los ashiqs. Otras piezas están dedicadas a los seres queridos y los héroes de la patria. Por ejemplo, el valiente Koroghlu y su legendario caballo Gyrat. Algunas canciones de los ashiqs expresan dolor, tristeza y melancolía, como ocurre en los clásicos Sad Kerem y Dilgemi. Otras tienen un importante componente de danza, como Afshari y Shereli.

La música ashiq ha sido parte esencial de las celebraciones de las bodas azerbaiyanas. A menudo en estas ocasiones sus canciones iban acompañadas de otros instrumentos como el balaban, una pequeña flauta parecida a la zurna persa. En la antigüedad los ashiqs tuvieron varios nombres como Ozan, Varsag y Dede. Buena parte de la historia de los ashiqs ha llegado a nuestros días gracias a sus cantos, poemas e historias épicas de leyenda y tradición.

Los ashiqs no sólo ilustran la poesía típica de la región, sino que por siglos su arte ha sido transmitido oralmente contando experiencias seculares, sabiduría popular y registros culturales pasados. Además, han sido  portavoces de la riqueza y variedad de los idiomas regionales, representando la simplicidad, la belleza y los rasgos poéticos de su lengua. Los ashiqs han producido desde su nacimiento una rica variedad de poemas, teniendo el talento de componer versos al instante. El arte de ashiq suele crear un puente entre la literatura oral, escrita y popular.

Otro de los pilares de la cultura azerí, el mugham, uno de los géneros musicales más representativos de esa nación del Cáucaso, que posee influencias persas, armenias, georgianas, árabes y turcas, ha sido complementado por siglos por el arte ashiq.

Algunos de los géneros de la poesía azerbaiyana que han sido desarrollados a través del arte de los ashiqs son: el qoshma, las mukhammas, el garayli, el qifilband, que es una suerte de acertijo, el ustadnama, de corte educativo, el tajnis, y el vujudnama, que es un poema de corte biográfico.

Hay más de 80 tipos geográficos de melodías ashiq. El verso principal de las melodías ashiq es silábico. La estructura de las melodías está estrechamente ligada a la forma poética y al contenido de la sílaba. Algunos de los intérpretes ashiq más importantes de la historia son: Ashig Gurbani, del siglo XVI; Ashig Abbas Tufarganli y Ashig Sarah, del siglo XVII; Hasta Gasim, Ashig Valeh y Ashig Dilgam, del siglo XVIII, Ashig Ali, Ashig Alasgar y Ashig Hussein Shamkirli, del siglo XIX. Entre los maestros contemporáneos ashiqs se cuentan Ashig Hussein Bozalganli, Ashig Assad, Ashig Mirza, Ashig Islam, Ashig Shamshir, Huseyn Saradzhly, Gulmammadov Amrah, Hussein Javan, Ashig Kyamandar, Imran Hasanov, Azafly Mikail y Akbar Jafarov. La música ashiq está muy difundida en regiones de Azerbaiyán como Gazakh, Tovuz, Shamakha, así como en las regiones históricas de Goycha y Borchali.

Desde 2009 el arte de los ashiqs azerbaiyanos está inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Orígenes

Los primeros rastros del arte de los ashiqs azerbaiyanos se encuentran en El Libro de Dede Korkut, la epopeya más famosa de los turcos oğuz, del siglo VII.

Desde el siglo XVI, los ashiqs azerbaiyanos han sido los principales portadores y guardianes del idioma y la identidad nacional, así como de la música que se interpreta en bodas, fiestas y festivales folclóricos. Durante el siglo XX, las actuaciones de los ashiqs en los escenarios de conciertos, la radio y la televisión se hicieron habituales.

Los ashiqs azerbaiyanos son artistas integrales que combinan poesía, narración, danza, canto e interpretación de instrumentos típicos de la región, fungiendo como uno de los principales símbolos de la cultura de ese país del Cáucaso, así como de emblema de la identidad nacional y guardianes del idioma, la literatura y la música local.

A partir del decenio de 1930, el arte de los ashiqs azerbaiyanos, como toda la cultura musical popular de los pueblos de la URSS, quedó bajo el control estricto del gobierno estatal. Como la Unión Soviética apreciaba esta manifestación cultural, se procuró desarrollar el arte de los ashiqs, junto con el arte mugham. En 1938 se celebró el primer congreso de ashiqs azerbaiyanos y se publicó la principal colección de poesía ashiq. Desde entonces, se hicieron monumentos para los ashiq, sus obras se añadieron a los libros escolares y sus aniversarios se empezaron a celebrar no sólo en la República Socialista Soviética de Azerbaiyán sino también en la vecina República Socialista Soviética de Georgia y en la República Socialista Soviética de Armenia, donde nació el célebre ashiq Ashig Alasgar.

En el Azerbaiyán moderno, los ashiqs profesionales se dividen en dos categorías: ejecutantes y poetas. Los ashiq ejecutantes, a pesar de ser narradores profesionales, no se dedican a la poesía. Debido a sus habilidades individuales y a su aguda comprensión de las particularidades del folclore nativo, realizan diferentes tipos de variaciones y cambios en sus épicas y leyendas, especialmente en prosa.

Los poetas ashiq, por el contrario, junto con las actividades de narración, se dedicaban también a la poesía. En Azerbaiyán, esos ashiqs se llamaban Ustad, que se traduce del persa como «maestro».

Después de la independencia de Azerbaiyán de la URSS, los ashiqs nacionales se comprometieron a una campaña de promoción mundial de la cultura de ese país. Recibieron un fuerte apoyo del estado, que les organizó giras alrededor del mundo.

En 2009, el número total de ashiqs azerbaiyanos en el mundo alcanzó las tres mil personas, que se incluyeron en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.

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