El sonido de Manila tiene sus orígenes en el grupo de pop rock Hotdog, que logró varios éxitos durante la década de los setenta. Clásicos como Ikaw ang Miss Universe ng Buhay Ko (Eres la Miss Universo de mi vida), Panaginip (Sueño), Langit Na Naman (El cielo una vez más), O, Lumapit Ka (Oh, acércate), Bitin Sa Iyo (Me quedo colgado de ti) y Dying to Tell You (Muero por decirte) fueron algunos de sus sencillos más sonados. El término «sonido de Manila» fue utilizado por primera vez en la canción «Manila», que se convirtió en símbolo e ícono del género.
El movimiento se caracterizaba por sus pegadizas y melódicas frases. En sus últimos tiempos, estuvo dominado por la música disco que arrasó en Filipinas, a través de grupos locales como VST & Company (en la foto de la derecha), The Boyfriends y Hagibis.
El sonido de Manila se define esencialmente como un folk/soft rock cadencioso y melódico, suave, ligeramente orquestado y fácil de digerir, a veces fusionado con funk, jazz ligero y música disco. Sin embargo, a grandes rasgos, incluye un buen número de géneros, que van desde el pop, el soul, el jazz latino, el funk, etc., por lo que es considerado un periodo de la música popular filipina más que como un estilo único.

Este movimiento filipino tipificó el sonido pop predominante de la época, y tomó muchas sus influencias de cantautores de la música estadounidense. La mayoría de las canciones del sonido de Manila estaban compuestas en tagalo, aunque algunas también fueron escritas en inglés.
El atractivo meteórico y sin precedentes del sonido de Manila proporcionó viabilidad a la industria discográfica local filipina, que hasta entonces se había basado en versiones y emulaciones de éxitos extranjeros para atraer a los consumidores.
Desgraciadamente, en los últimos años del movimiento, la inclinación de las letras hacia el humor y la parodia hizo que el sonido Manila se convirtiera en un género explícitamente teatral y muy juvenil, como ejemplificaron bandas como Hagibis, que era una mera imitación de los Village People, y The Boyfriends (en la foto de la izquierda), hasta que disminuyó a finales de los años 70 bajo la ola de éxitos orientados al baile de películas estadounidenses como Fiebre del sábado noche, Grease y Footloose.

Esa faceta disco que vivió el sonido de Manila, denominada como «sonido malvavisco», proporcionó una serie de himnos radiofónicos de artistas como Cinderella, VST & Co., Apolinario Mabini Hiking Society, Florante, Rico J. Puno, Sharon Cuneta y muchos otros.
Con la llegada de los ochenta la popularidad de la música disco disminuyó. Los gustos musicales alrededor del mundo cambiaron y se dirigieron hacia el punk rock y el new wave.
Fue por aquel entonces que el estilo musical relajado y sin pretensiones del sonido de Manila dio paso a los arreglos intrincados, de múltiples capas y a veces sinfónicos del OPM, que dominó la música popular filipina desde finales de los años setenta hasta los noventa.

El OPM, fuertemente influenciada por el Festival Anual de Música Popular de Manila, se convirtió en el movimiento predilecto de las estaciones de radio. Dos de los primeros grandes lanzamientos de OPM fueron las canciones Anak, del cantautor de folk rock Freddie Aguilar, y Kay Ganda ng Ating Musika, del pianista, compositor y director de orquesta Ryan Cayabyab. Ambas canciones produjeron una nueva generación de OPM, representada por artistas como Kuh Ledesma, Zsa Zsa Padilla, Basil Valdez, Gary Valenciano, Martin Nievera y, más tarde, Regine Velasquez.
Regreso del sonido de Manila
El resurgimiento del interés por el sonido de Manila en los últimos años dio lugar a varios álbumes recopilatorios. En 2006, la Apo Hiking Society relanzó sus éxitos retro en un CD doble, junto con reinterpretaciones de cada uno de ellos por parte de los jóvenes grupos alternativos del país. Aprovechando el atractivo de este renacimiento, fue lanzado el compilado The Best of Manila Sound: Hopia Mani Popcorn, con interpretaciones de varios clásicos del movimiento. The Best of Manila Sound: Hopia Mani Popcorn 2 le siguió en 2008.

En 2006, la banda filipina de funk Kala apareció en la escena musical con su primer sencillo de sonido retro, titulado Jeepney, que se convirtió en un gran éxito. Según el Philippine Inquirer, la banda revivió y redefinió el sonido de Manila con su fusión de funk, pop y rock. René García, cofundador de la banda Hotdog, elogió a Kala por «llevar el groove funky de los años setenta al sonido actual».
El resurgimiento, el redescubrimiento y la remodelación del sonido de Manila ha sido un impulso para la industria musical filipina.
El nuevo sonido de Manila y el nuevo OPM son términos acuñados para distinguir las nuevas canciones que siguen el estilo de aquel movimiento de la década de los setenta y ochenta. Las piezas enmarcadas en este revival no son versiones, y actualmente circulan en el movimiento musical independiente, principalmente en Internet.
El sello IndiePinoy es una de las pocas disqueras independientes que han lanzado nuevas canciones del género, en su mayoría sin el beneficio de la exposición en los medios de comunicación de radio y la televisión, sino a través de medios de distribución alternativos como las descargas en línea y a través del móvil.

