Desde sus primeros días, la música ha sido esencial para la vida cotidiana en las culturas celtas, y las mujeres han estado, por mucho tiempo, a la vanguardia de la conservación de estas tradiciones.
«Creo que lo interesante de la música celta es que es el origen de muchos géneros anglófonos norteamericanos. Las naciones celtas incluyen otros lugares, como Galicia, y sitios donde exploradores irlandeses y escoceses se asentaron, pero Estados Unidos y Canadá tienen ritmos que descienden directamente de la música celta. Incluso algunas canciones que han pasado de generación en generación, que forman parte de la música popular, que fueron llevadas por emigrantes», explica Dan Storper, fundador y director de la disquera Putumayo World Music.
«Cuando escuchas la música montañesa norteamericana, o géneros como el bluegrass, hasta su evolución a lo que conocemos hoy como country, podemos sentir el parentesco con la tradición musical irlandesa y escocesa. Es como las raíces de ryhtm and blues, que se notan tan africanas. Son trayectorias que parten desde el viejo mundo hasta el nuevo. En Luisiana, donde vivo, existen ritmos como el cajún, que también son nietos de la música celta. Los sonidos tienden a viajar y encontrarse con otros, para luego evolucionar y cambiar, generando los estilos que conocemos ahora», agrega.
Putumayo y la música celta
La historia de Putumayo con la música celta viene desde sus orígenes a principios de la década de los noventa. «La historia empieza prácticamente con los inicios de la disquera en 1993. Ese año comenzamos a lanzar álbumes de ritmos de distintas partes del mundo. Más adelante publicamos trabajos con géneros regionales específicos. En un principio nos enfocamos en música africana, latina y brasilera. Pero también lanzamos un disco llamado Women of the World: Celtic (Mujeres del mundo: Celtas), por el amor que le tenía a las voces femeninas irlandesas y escocesas. Eso fue durante los primeros años de Putumayo. Fue uno de nuestros lanzamientos más exitosos, la gente lo amó. Tanto así que poco después lanzamos Women of the World: Celtic II. Mucho tiempo ha pasado, pero hace unos cinco años presentamos Celtic Café, un acústico con artistas escoceses, irlandeses y del este de Canadá, tanto cantautores como intérpretes que tocaban canciones de otros», recuerda Storper.
«Nunca he dejado de coleccionar piezas de mujeres celtas, muchas de las cuales no han aparecido en esos álbumes anteriores. Así que sentí que era el momento, las voces son hermosas, las piezas tienen melodías que atrapan. Me dedico a coleccionar música, es mi trabajo y, cuando tengo suficiente material, llega el momento de publicar, y la verdad es que no hemos lanzado un álbum celta en cinco años», menciona.
En Celtic Women la mayoría de las canciones son piezas tradicionales, o basadas en una. Hay temas originales, pero la mayoría vienen de la música tradicional celta.
Conexión entre América y Europa
«La gente entiende y sabe que la música celta se originó en Irlanda, Escocia y Gales. Aunque los dos primeros son los más importantes. No quería un disco donde todas las artistas tuvieran la misma nacionalidad. Porque hay diferencias. Hay intérpretes norteamericanas que descienden de emigrantes irlandeses o escoceses, que tratan de mantener viva la tradición. Los artistas de este continente que aparecen en el disco tienen eso en común, sus orígenes y raíces. Se puede decir que es un álbum que parte de Irlanda y Escocia», confiesa.
La escocesa Emily Smith comienza el álbum con Take You Home, una alegre canción original inspirada y escrita durante los propios viajes y giras de Smith. Le sigue Ca Na Dh’fhag Thu M’fhichead Gini de Karen Matheson, que está basada en una vieja canción waulking, que eran aquella que las mujeres cantaban tradicionalmente mientras golpeaban rítmicamente la lana para suavizarla. A continuación, el disco parte a Irlanda con la i voz de Cara Dillon y su hipnótico toque de flauta en Hill of Thieves.
Una de las bandas más populares e influyentes de Escocia, Capercaillie, ofrece una reinterpretación de una melodía folclórica tradicional gaélica de las Islas Hébridas. Luego el viaje sonoro vuelve a Irlanda para escuchar otra conocida canción tradicional, titulada Spanish Lady, interpretada por el renombrado dúo de hermanas, Maighread y Tríona Ní Dhomhnaill.
Esta colección posee también algunos de los estilos de canto únicos de la música celta, como sean-nós y puirt à beul. Piezas como Dó Ó Deighdil Lom de la vocalista irlandesa Lasairfhíona, explora ese viejo estilo de canto. La estadounidense Cathie Ryan presenta una versión de la canción escocesa de Dougie MacLean Garden Valley. Luego Éilís Kennedy desentraña una canción de amor, acompañada de elegantes cuerdas y arpa.
Celtic Women finaliza con dos cantantes americanas que han continuado la milenaria tradición celta mezclándola con elementos del nuevo continente. Fhear a Bhata de Rebecca Pidgeon y Wild Mountain Thyme de Rose Laughlin, ambas son viejas canciones folclóricas escocesas revitalizadas con nuevas perspectivas y distintivas voces femeninas.
Un disco, un viaje
Putumayo cuenta con una base de datos de más de sesenta mil canciones. Las piezas que colocan en sus álbumes recopilatorios ya han sido grabadas. En ese catálogo hay cientos de artistas celtas. Su idea es escuchar la mayor cantidad de música posible, identificar artistas que tienen potencial, seguir su carrera y, finalmente, escoger canciones. «Cuando logramos seleccionar entre diez o dieciocho temas, empezamos a hacer el proceso de licencias, con las disqueras a las que pertenecen los artistas o directamente con ellos. También la curaduría procura crear discos que sean un viaje, por tanto las canciones deben poder ser conectadas entre sí. Por ello, a veces canciones que son muy buenas no pasan la selección, simplemente porque no van con la vibra del álbum. Tratamos de trazar caminos por distintos rincones del mundo, exploraciones que hagan sentir bien», comenta Storper.
«Hay tanta música en el mundo que tratamos de abarcar muchas áreas, de manera de no repetirnos. No niego que tendamos a redundar en ciertas regiones, porque hay sitios que poseen un catálogo extraordinario, y el público parece tener un apetito por más y más, como la canción francesa, latina, cubana o brasilera. La gente parece no cansarse de lo que viene de allí. Aunque no siempre se vende bien, la música acústica africana está entre mis favoritas y a la gente también le gusta. El año pasado lanzamos un álbum que giraba sobre la idea de la paz. Me tomó tres años realizarlo. Celtic Women me tomó apenas uno», finaliza.
Putumayo estará publicando en junio un álbum enfocado en la música brasilera, puntualmente samba, bossa nova y forró. El disco se llamará Brasil: Samba, bossa nova y forró. Meses más adelante, presentarán otro que explorará la conexión entre la música cubana y la de Nueva Orleans, porque «allí existe un nexo bastante interesante que no todos conocen», asegura Storper.