Desde el año pasado Balkan Beat Box se encuentra promocionando su más reciente disco, titulado Shout it Out. Este mes han presentado el sencillo Kum Kum, donde participa el trío israelí A-WA, y tienen planeado lanzar otros más debido a que «queremos aprovechar todos los temas que tenemos, no queremos hacer álbumes con material de relleno, todo lo que publicamos procuramos que tenga un valor. Hacemos discos libres de grasa». Así lo define el saxofonista israelí y fundador de la banda Ori Kaplan, quien concibió Balkan Beat Box junto a Tamir Muskat, para luego sumar a sus filas al cantante Tomer Yosef.
«Pensamos que hay demasiados temas con potencial en Shout it Out entonces no queremos malgastar ninguno. Son canciones que creemos que deberían llegar a la radio y ser escuchadas. Actualmente existe la idea del sencillo, del tema puntual», agrega Kaplan.
Con el objetivo de promocionar su nuevo disco, Balkan Beat Box regresa a España tras cancelar su gira meses atrás, por un inesperado problema médico que tuvo uno de los miembros de la banda. «Yo estaba en el avión cuando me enteré que uno de nosotros no podía pararse de su cama. De hecho llegué hasta Paris. Nadie se imaginaba que se trataba de algo tan grave, un virus tan fuerte. Pensamos que sería algo rápido pero no. Fue bastante inesperado. Una lástima. Pero bueno, aquí estamos listos para volver y reencontrarnos con el público», afirma optimista.
La gira los llevará por Lons, Francia el 21 de noviembre, mientras que las fechas españolas serán el 22 de ese mes en la Sala Apolo de Barcelona, el 23 en la sala Mon Live de Madrid y el 24 en el festival Mestizao de Granada.
Si bien esta gira posee una presencia importante de su placa más reciente, la agrupación no dejará a un lado su amplia trayectoria que comenzó hace más de diez años en la ciudad de Nueva York. Ori Kaplan rememora aquellos días.
—Balkan Beat Box comienza en Nueva York.
—Conocí a Tamir Muskat en Nueva York, donde viví por quince años. Ambos éramos músicos activos con diferentes bandas. Él además producía y estaba estrenando un estudio en Williamsburg, una zona de la ciudad donde había una movida muy interesante, aderezada por diferentes culturas inmigrantes. Cuando Tamir comenzó a producir al grupo Firewater, en el cual yo tocaba, estuvimos una temporada laborando juntos. Luego toqué tres años con Gogol Bordello, banda con la que Tamir también trabajó. Luego hice un proyecto llamado JUF, donde él tuvo la oportunidad de experimentar con la electrónica, produciendo en el ordenador. Es tras abandonar Gogol Bordello que ambos finalmente decidimos comenzar a buscar un sonido propio, fusionando la electrónica con la música de donde proveníamos, cosas que escuchábamos en casa, ritmos que nos apasionaban, como los de los pueblos romaníes gitanos, especialmente sus ensambles de viento. Entonces empezamos a mezclar y jugar con esos ingredientes. Todo sucedió en Nueva York como dices, creo que era un momento apropiado, una era de oro para este tipo de proyectos. Era un crisol de elementos el que brindaba aquella ciudad. Fiesta de inmigrantes de todos lados: Grecia, Turquía, España y América Latina. Pienso que creamos parte de una banda sonora de la Nueva York de esa época, aunque en aquel momento no existían demasiadas bandas haciendo lo que hacíamos.
—¿Alguno de ustedes proviene de los Balcanes?
—Tamir es rumano, su madre es de Bucarest. Tampoco se puede decir que nuestro sonido sea purista en lo que se refiere a la música de los Balcanes, tenemos también mucho de funk, reggae, electrónica y hip hop. Supongo que nuestra inclinación por la música gitana, o del este europeo, también tiene que ver porque yo vengo del mundo klezmer. Por un tiempo toqué el clarinete en bandas de ese estilo. También está el jazz, especialmente el moderno o el free jazz, que arma en conjunto, con nuestras otras influencias, un híbrido extraño. Nunca hemos ofrecido algo puro, sino algo que cruza fronteras.
—¿Cómo llega Tomer Yosef?
—Tamir me dijo que conocía a un MC israelí que le gustaba mucho y con el que quería trabajar. Tomer también había vivido en Nueva York, pero lo vine a conocer durante una visita a Tel Aviv. Empezamos a escuchar música juntos, mostrar nuestras influencias, luego volvió a Nueva York a grabar con nosotros, y así comenzó este trío, especialmente a partir de nuestro segundo disco. Si bien es en el tercero que se podría decir que nos convertimos un trío con todas las de la ley. Desde nuestra base en Nueva York comenzamos a girar y luego vinieron los conciertos internacionales.
—Hoy en día se encuentran residenciados en Tel Aviv.
—Sí, yo volví hace tres años. Todos nos encontramos aquí.
—Parecieran haber pasado de ser una banda basada en implementos electrónicos a un grupo de formación más tradicional, a una agrupación enfocada en el directo.
—Nosotros nunca fuimos una banda de DJ’s remixeando a lo Major Lazer. Siempre planeamos hacer una electrónica que sonara lo más orgánica posible y lograr un buen directo. Si es cierto que actualmente cuando hacemos la mezcla en el estudio ya se escucha una banda. Creo que como todos tocamos algún instrumento nos sale muy natural. En estudio grabamos, cortamos y loopeamos, y experimentamos con lo que componemos. El directo, por lo tanto, puede ser otra historia porque debe ser tocado en vivo.
—Ustedes han sido sampleados muchas veces. El caso de su tema Hermetico es emblemático, ya que fue sampleado por Jason Derulo en el hit Talk Dirty, que terminó convirtiéndose en un fenómeno masivo mundial.
—Es curioso. Primero empiezan los remixes, y de esos remixes aparecen otros remixes. Luego alguien corta un pedazo de tu canción y aparecen versiones en YouTube. En otros casos son artistas conocidos. Cuando alguien llega y nos dice que quiere samplearnos no discriminamos. Nos gusta. Seríamos incapaces de decir: todos pueden samplearnos pero tú no. Nuestra filosofía es: después que está allí afuera es para que cada quien haga lo que quiera con aquello. Deja de pertenecernos en cierta manera. Además, cuando nosotros hacemos música nos gusta samplear. Lo hacemos bastante. A nosotros no nos gustaría que viniera alguien a decirnos que no podemos hacerlo. Cumplimos lo que predicamos. Quizás cuando hay dinero de por medio, o cuando entras en el área publicitaria, es más complicado por las regalías y los pagos, pero tampoco nos cerramos a ello. Hay grupos de pop que nos han sampleado, aun cuando su público es diferente al nuestro. Hay piezas que han utilizado grandes marcas en sus comerciales. Es más, no recuerdo en este momento los nombres, pero actualmente hay un tema que canta una banda femenina de pop que está sonando bastante en radio, donde usan un trozo de un tema nuestro.
—Su saxofón es uno de los elementos que identifica a Balkan Beat Box.
—Creo que sí porque es una banda que comenzó un saxofonista y un baterista. Creo que si nos hubiésemos unido dos mil años atrás utilizando instrumentos de la época, como la sorna y el dohol, habríamos sonado muy parecido. Incluso al agregar los cantos. Emulamos mucho ese sonido antiguo. Los elementos básicos de Balkan Beat Box son muy tribales, inspirados en los elementos más puros y antiguos de la música. Por eso el sonido es característico: canto, viento y percusión.
—Shout it Out suena como su álbum más orgánico y vibrante.
—Nos lo han dicho. No suena como un mixtape sino como un disco dinámico donde cada canción es un universo. Hay mucho baile pero no se puede decir que sea un álbum para discotecas, aunque varios artistas han creado remixes que si se prestan para ese tipo de lugares. Recientemente estrenamos el vídeo de tema Kum Kum,junto al grupo israelí A-WA, un tema que además Motorola ha utilizado para una de sus campañas publicitarias. Se trata de una canción que posee varios remixes muy dance y club.
—Si bien aún se encuentran lanzando sencillos de Shout it Out, ¿han trabajado en nuevos temas?
—Si bien nos faltan temas por lanzar de Shout it Out, si hemos trabajado en nuevas cosas. Hay un tema que hicimos con un rapero invitado que publicaremos pronto que creemos que va a gustar mucho. Es una sorpresa que viene.
—¿Qué deberíamos saber de la escena musical israelí?
—Israel es un punto de encuentro de culturas porque también es un país de inmigrantes. Este, oeste, norte y sur. Hay de todo, mucha mezcla y espontaneidad. Creo que esa explosión cultural está empezando a tomar vuelo a nivel internacional, especialmente la que ocurre en el área de Tel Aviv. Tienes que pensar que hay gente que creció escuchando música yemení en sus casas, o marroquí o klezmer. Personas de origen ruso, kurdo, búlgaro o iraquí, por solo nombrar una ínfima parte de lo que encuentras en Israel. Gente que luego va a las salas y empieza a absorber ritmos modernos. Hay un grupo que nombré antes, que se llama A-WA, que son tres hermanas israelíes, de origen yemení, que combinan folk con electrónica, a quienes Tomer les produjo su disco. Es un proyecto interesantísimo. Hay gente como Ester Rada, que es de origen etíope, Yemen Blues o Riff Cohen, que creo que la gente debería revisar. Hay muchísimo por descubrir de la escena musical israelí.