Diego Penzo VivasEl compositor venezolano Daniel Grau se dio a conocer en los años setenta. Su primer éxito, titulado Dejando volar el pensamiento, es de 1974. Sin embargo, tras doce discos publicados, desaparece durante la década de los ochenta. «La verdad es que yo nunca dejé de hacer música, siempre he estado componiendo y lo seguiré haciendo mientras tenga salud. Lo que no hice fue comercializarla, por diferencias que tuve con la disquera que trabajaba», explica.
Grau se mantuvo activo todos estos años como ingeniero de sonido, grabando, mezclando y masterizando a algunos de los artistas más afamados de su país. Su estudio tiene más de cuarenta años de historia. «He trabajado con tantos artistas que es difícil nombrar sólo algunos, porque podría dejar por fuera muchos. Además, a mi edad la memoria me dificulta recordar toda la gente que ha pasado por aquí. Te puedo nombrar a Serenata Guayanesa. Yo les grabé varios discos a ellos. A Trino Mora también. Con Rudy Márquez trabajé hace como un año. Con Henry Stephen, con La Misma Gente, son muchísimos. Incluso como dato curioso, Armando Manzanero estuvo grabando una publicidad aquí en mi estudio hace algunos años. El último disco del maestro Aldemaro Romero no lo grabamos aquí, pero me trajeron todo el material para hacer el mix. Fue mezclado y masterizado en el estudio.», relata el autor.
Sobre la concepción de su regreso con El mágico mundo de Daniel Grau, el cual sale bajo el sello El Palmas Music, el autor lo explica de la siguiente manera: «Mi música llegó a oídos de Maurice Aymard, que es el creador de El Palmas Music, y le gustó mucho lo que encontró. Él sabía sobre mi trayectoria, así que se puso en contacto conmigo. Yo, por suerte, tenía un material inédito el cual le mandé, y a él le agradó. Entonces llegamos a un acuerdo para sacar el disco. Algunos temas estaban listos, aunque hay otras tres piezas que son más recientes, entre las cuales están Freedom y Touch Me».
Daniel Grau es enemigo de las etiquetas musicales, por lo que no le gusta asignar géneros a su trabajo, incluyendo a El mágico mundo de Daniel Grau. « Yo odio las nomenclaturas. No me gusta definir si algo es jazz, funk, disco o rock. Para mí la música es música. Aunque bueno, eso sí, si es algo romántico es romántico, si es algo bailable, pues es bailable. En la música que yo hago hay demasiados elementos, a veces incluso dentro de la misma canción hay varios ritmos, es una amalgama de géneros y emociones. Al final las definiciones son odiosas», asegura.
«La creatividad no es algo que puedas manejar a tu voluntad, en la creatividad están involucradas muchas cosas, no sólo la inteligencia, el conocimiento y la capacidad, sino que hay una parte emocional importantísima, que prácticamente determina lo que tú estas sintiendo cuando estás creando, y a veces es esto lo que establece la grandiosidad y magnitud de la obra. Así lo veo yo, no sé cómo lo verán otros compositores», agrega el músico al explicar su proceso artístico.
Una pasión que viene de familia
La música es una pasión que viene de familia en el caso de Daniel Grau. «Mi abuelo era aficionado a cantar ópera, incluso tenía un grabador de discos en su casa. Te estoy hablando de sesenta y cuatro años atrás. Entones yo era aficionado a cantar desde muy joven. Después, como a los siete años, tenía una vecina que me enseñó a tocar cuatro. Ahí empecé con ese instrumento hasta los doce, cuando una tía me regaló una guitarra. Con la guitarra estuve muchísimos años. Más adelante me mudé a España, a Santa Cruz de Tenerife, donde armé mi primer grupo, con el cual tocábamos en fiestas. Después, cuando regresé a Venezuela, armé otra banda que se llamaba The Tijuana Strings, hacíamos versiones de Herb Alpert & The Tijuana Brass, pero tocadas con guitarra, no con trompeta», cuenta.
Además de a Herb Alpert & The Tijuana Brass, Daniel Grau nombra entre sus principales influencias al director de orquesta francés Paul Mauriat, así como a Los Beatles, a el grupo Salsoul y a la agrupación Chicago.
«Una anécdota importante es que, cuando tenía siete años, mi papá alquiló una casa en la playa, y se llevó un tocadiscos portátil. Entre los discos que se trajo estaba Banco largo del maestro Juan Vicente Torrealba. Me acuerdo que cuando escuché el Concierto en la llanura, la versión original, porque han sacado otras que desvirtúan la belleza de esa pieza, aquello me caló hasta los huesos. Cada detalle en la vida, aunque uno no lo crea y por más pequeño que sea, puede tener gran significación. Detalles pequeños que pueden cambiar tu vida. Eso ocurrió cuando escuché esa pieza», rememora el compositor.
Sobre su futuro, Grau asegura que se mantiene activo componiendo, además de contar con abundante material inédito. «Ya he hecho tanta música, que a veces siento que soy redundante. No es que esté acabado, para nada, pero todo depende. El estado de ánimo es lo que más influye en el proceso creativo. Yo sigo adelante, aunque ya esté viejo, en diciembre cumpliré 71 años. Tengo temas guardados, que suenan muy bien, pero no sé quién querrá comprar esos temas. La verdad es que me encanta la oportunidad que me ha dado El Palmas Music, porque me ha puesto en vigencia de nuevo. Eso es bonito, porque he recibido muchísimas críticas muy positivas, lo cual te hace sentir que estás vivo, y que la gente tiene gran aceptación por lo que tú haces», finaliza.
