Conformado por el multinstrumentista Kit Martin y la cantante Merve Erdem, Kit Sebastian es un grupo que se nutre de la psicodelia de los sesenta y setenta, especialmente la que se originó en Turquía, pero que también se encuentra impregnado de referencias artísticas, desde discos polvorientos hasta el cine mundial.
«Me mudé a Londres en 2018.A través de Facebook entré en contacto con grupos de turcos viviendo en Londres. Allí conocí a Kit, ya que teníamos gustos musicales similares. Le mostré alguna de mis grabaciones. Luego nos reunimos. Hablamos de nuestras inclinaciones musicales, e incluso artísticas, especialmente cinematográficas y visuales. Poco después comenzamos a componer y grabar», explica Erdem, quien además cuenta que creció escuchando esencialmente música clásica turca. «Nombres como Müzeyyen Senar y Zeki Müren. En los noventa el pop y rock de anatolia estaba muy de moda también, era algo que venía desde los setenta. Luego comencé a escuchar mucha música francesa, clásicos como Charles Aznavour y Serge Gainsbourg».
Martin, por su parte, posee un bagaje un tanto diferente: «Yo crecí escuchando blues y jazz. Admiraba mucho al productor Phil Spector. Fue a los 17 años que descubrí la música internacional».
La agrupación ha lanzado su segundo álbum Melodi el primero de octubre, tras haber presentado su ópera prima, titulada Mantra Moderne, en 2018.
«En nuestro primer álbum expusimos nuestro manifiesto artístico», explica Martin. «Trabajando dentro de eso, ampliamos nuestro lenguaje y conceptos y los transpusimos a algo más grande y contemplativo en nuestro segundo álbum», agrega.
Al poder pasar más tiempo experimentando en el estudio, la banda escribió Melodi durante la primera cuarentena del Reino Unido y lo grabó ese verano, durante el tiempo de apertura que sólo existió brevemente.
La psicodelia de Anatolia, la Nueva Ola francesa y el jazz británico pueden ser palpados en este álbum lleno de elaborados paisajes sonoros, que utilizan una serie de instrumentos, entre cítaras, clavicordios, congas, bongos, bulbul tarang y un coro simulado, además de los sintetizadores, balalaikas, órganos y saxofones, para evocar un planeta sin fronteras y la comunión sin fisuras entre el pasado y el presente.
«Contamos con un violinista y un trompetista invitado. El resto somos nosotros, o mejor dicho Kit, quien tocó todo, menos esos dos instrumentos y la voz, que soy yo», relata Erdem.
A pesar de estar fusionados e inspirados en el entorno multicultural de Londres, gran parte de lo que ha formado a Kit Sebastian, como músicos y como personas, tiene sus raíces en el encuentro entre la herencia cultural y la experiencia vivida.
Para Merve, crecer en Estambul, estudiar en Roma y vivir ahora en Londres ha supuesto una negociación constante con su identidad, las ideas preconcebidas de Turquía en el extranjero y la lucha con historias complejas, estratificadas y a menudo problemáticas.
«Ser turca en el extranjero ha influido en las preguntas que me hago y tiene cierta correspondencia con mi forma de hacer música», describe. «Muchos turcos en el extranjero sienten que tienen la responsabilidad de representar a su país y dar un buen ejemplo».
En Melodi, Merve se ha inspirado en los cantantes turcos de su juventud, escribiendo letras matizadas que se acercan a un territorio más oscuro y expresivo que en su álbum debut. Basadas en observaciones de la vida cotidiana, hablan a menudo de los mundos y pensamientos que surgen al final de la noche.
«Es algo que notamos tras terminar el disco, muchas letras hablan de sentimientos que sentimos en las noches, reflexiones nocturnas. Además, creamos personajes. Muchas letras son narrativas, especialmente si las comparamos con el primer álbum», asegura Erdem.
Para Kit, que creció entre los suburbios de Londres y la Francia rural sin Internet, su amor por la música de todo el mundo le ha llevado a plantearse qué significa crear un sonido plural, sin ocultar sus orígenes en el proceso: «Estar influenciado por la música internacional supone una gran responsabilidad para cualquiera, pero especialmente para quienes han crecido en países que se han beneficiado del colonialismo».
Las técnicas de producción analógicas están muy presentes en el álbum, que continúan donde lo dejó Mantra Moderne, rebotando entre el casete y la cinta para dar una sensación de profundidad y grano al sonido.
«La forma en que grabamos nació de la inspiración que sentí cuando compré el equipo que utilizamos, todo muy vintage. Pero fue algo espontáneo, una búsqueda de un sonido que nos ha atraído desde siempre. Fue inspiración y luego recoger música», reflexiona Martin.
Mezclando digital, VHS y Super 8, el mundo visual que habitan, Melodi sigue una temática similar a su primer trabajo, basándose en el amor compartido del dúo por el cine y la construcción del mundo. «Tanto la música como el cine hacen que el mundo sea más poético e interesante», describe Merve. «Unen al artista, al público y al contenido de la película de forma ambivalente, a veces a través de la catarsis y a veces de la alienación».
Melodi es un álbum tremendamente nostálgico, pero también cadencioso y alegre. Ahora que las restricciones por la pandemia de Covid-19 se han relajado, el grupo tiene planeado llevar a cabo una gira británica y europea en los próximos meses.