noviembre 17, 2021

Salvando una lengua histórica a través del rap

Existe en San Basilio de Palenque, Colombia, un movimiento cultural, conformado por varios grupos de rap y fusión, que busca no sólo reivindicar la cultura negra de la región, sino salvar la lengua tradicional palenquera, un idioma creado por los esclavos rebeldes que fundarían el primer pueblo libre de la América colonial.

Kombilesa Mi, Rap Ku Suto y Biko Prieto son algunos de los grupos que conforman este movimiento, donde no sólo sus nombres son en idioma palenquero, sino que también buena parte de sus letras.

En el caso de Kombilesa Mi, llaman a su estilo musical rap folclórico palenquero, o simplemente RFP. En verdad no se trata de un grupo de rap tradicional, sino más bien de una fusión de percusión típica de esa región con hip hop. Su fundador, Andris Padilla, también conocido como Afroneto, explica la gestación del estilo de la siguiente manera: «La idea se me ocurrió porque veía en el rap un género musical que usaban los negros del mundo para expresarse, pero que era ajeno a mi comunidad de Palenque. Aquí no se sabía de hip hop, no se conocía que era una música de revolución, protesta y reivindicación. Fue complicado traerlo, porque aquí somos muy de lo tradicional. Somos más del canto típico que del rapeo. Pero cuando comencé con todo este tema de activismo y lucha dentro de la gestión cultural, vi que ese estilo podía ayudar a difundir nuestro mensaje. Cuando había algún problema social, era a través del rap que nos manifestábamos. Era una forma de que nos escucharan. Se lo decías en rima, y chévere. La cuestión nace de la intención de poder mantener lo nuestro y poder hacer lo que nos gusta».

Para Padilla siempre fue importante implementar la identidad palenquera en su rap. «Yo le propuse a los muchachos no hacer el rap con pistas, sino utilizar los instrumentos tradicionales. Lo de hacerlo en lengua palenquera en vez de en inglés también era fundamental, y no hablar de cualquier babosada, sino cosas serias, luchas y cotidianidades del pueblo. Así nace la idea del rap, el folclor y lo palenquero, y por eso el concepto de RFP», agrega.

Rap desde Venezuela

La historia de cómo arribó el rap a San Basilio de Palenque está relacionada con Venezuela y la migración. «El género llegó gracias a los viajes que hacían muchos hombres y mujeres de Palenque a Venezuela. Trabajaban allá, cuando la situación estaba mejor, y hoy tienen su casa y su carro gracias a lo que hicieron en ese país. Fuese vendiendo dulces, ropa, mercancía, etc. En esos viajes venían con cargamentos de ropa, zapatos, discos compactos, devedés, etc. A principios del dos mil hubo un grupo en Venezuela que se llamaba Guerrilla Seca, ellos fueron una gran influencia. También hubo música gringa que llegaba a nuestras manos. Luego llegó el Internet, y ahí fuimos investigando más. Por ahí fue llegando la cosa a muchos jóvenes y niños», explica Afroneto.

En San Basilio de Palenque han existido diversas iniciativas para mantener viva la herencia cultural del que es considerado el primer pueblo libre de la América colonial; un lugar al que los esclavos africanos escapaban para vivir en libertad, con autonomía e independencia. Y es que allí, más allá del idioma, todavía se conservan algunas tradiciones con fuerte influencia africana, como la comida y el baile.

«Quienes formamos Kombilesa Mi tuvimos el chance de hacer danza y tocar nuestros instrumentos tradicionales desde muy temprano, algunos desde los diez años. En Palenque todos estábamos inmersos en procesos culturales. Nosotros hicimos parte de varias escuelas de música típica, de lengua palenquera, de los tambores de aquí. Aprendimos a amarlos y tocarlos. Uno venía con ese chip», asegura Padilla.

Kombilesa Mi es una frase en lengua tradicional palenquera que significa «mis amigos» o «mis amigas».

En el caso de Rap Ku Suto, que significa en palenquero «rap con nosotros», afirman que sus letras en lengua autóctona buscan proteger su herencia ancestral y dar un reconocimiento a las luchas que llevaron a cabo sus antepasados. Akin Bongani, uno de los cantantes del grupo, declaró en una entrevista para Cartel Urbano: «Queremos dar una enseñanza a nuestros niños para no perder ese legado, porque la gente puede olvidar fácilmente de dónde viene».

Uno de los factores más importantes que defienden todos estos grupos es la lengua palenquera. «Es como un pidgin, una mezcla de idiomas occidentales como el inglés, el francés, el portugués, con base léxica española, pero también tiene aportes de familias lingüísticas bantúes como el kikongo y el quimbundo», afirma Andris Padilla. «Es una fusión debido a que fue creada entre negros esclavizados con la intención de escaparse. Muchos de esos esclavos venían de lugares distintos y cada uno brindaba su aporte. La idea era que los amos no entendieran lo que ellos planeaban para su fuga. Tiene su abecedario, sus marcadores de tiempo, sus pronombres, todo lo reglamentario para ser un idioma, pero no deja de ser una lengua criolla». Además, agrega, «el palenquero es parte esencial de nuestras raíces. Hay gente que lo discrimina, y dice que es un castellano mal hablado. Pero son más de cuatrocientos años de historia, y nosotros seguimos luchando para que no desaparezca», finaliza.

Esa historia de rebeldía esclava tenía otros elementos, como los peinados, que eran mapas para mostrar las rutas de escape, algo de lo que se han inspirado para la imagen de Kombilesa Mi. Incluso el vestuario busca recordar ese legado de liberación.  

Tradición y champeta

En San Basilio siempre se ha escuchado mucha música palenquera, especialmente son palenquero, que se basa en los sextetos, que hoy son representados por grupos como el Sexteto Tabalá y el Sexteto Hijos de Benkos. También suenan constantemente otros ritmos tradicionales como el bullerengue sentao, el bullerengue corrío y el bullerengue chalupiao. Un lugar especial tiene la champeta que, aunque ahora se le relaciona más con ciudades de la costa atlántica como Cartagena, tuvo movimientos embrionarios en Palenque. En mucha menor medida, suena el vallenato.

«No se puede negar que aquí en las fiestas en general suena mucha champeta, los soundsystem callejeros, que nosotros les llamamos picós, están apegados de ese ritmo, pero también hay vallenato, salsa, reggaetón, ahora también trap, y uno que otro dancehall. A pesar de la popularidad de la tradicional, se come champeta todos los días», reflexiona Afroneto.

Al momento de explicar cómo se tomaron los músicos tradicionales las fusiones con rap, Padilla dice que muchos no estuvieron de acuerdo inicialmente, «porque veníamos de la música tradicional, y no entendían que nos moviéramos hacia el rap, se preguntaban qué nos pasaba. Pero lo han asimilado, y lo han entendido. Porque no es mentira que era un género ajeno a la comunidad. Pero cuando ven que usamos los sones tradicionales, con los tambores, apoyando a nuestra gente con los temas que hablamos, ven que no es algo necesariamente desligado a nuestras raíces. Incluso la mayoría de las críticas fueron positivas, como para salvaguardar la tradición. A día de hoy muchos artistas han hecho apariciones en nuestras canciones, gente del Sexteto Tabalá, como Rafael Cassiani por ejemplo. Él tiene casi noventa años, y se atrevió a cantar y rapear conmigo. Ya soy un referente con lo que he logrado con la música de San Basilio de Palenque. En los festivales del pueblo, de Cartagena, Barranquilla y Bogotá la gente sabe quién es Kombilesa Mi, y los demás grupos que hemos salido de aquí. Saben lo que representamos».

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