Para el año 1976 Fela Kuti era sumamente popular en Nigeria y buena parte de África. El músico escribía sus canciones en pidgin nigeriano, o broken english, lengua franca de esa nación que reúne elementos de inglés británico y estadounidense, con elementos de los diversos dialectos locales. La idea era llegar a la mayor cantidad de gente posible no sólo en su país, sino en toda la región.
Fue esa fama creciente y la grata acogida que tuvo su mensaje lo que lo puso en la mira del gobierno, era tan querido por la gente como odiado por el represivo régimen militar, encabezado por el general Olusegun Obasanjo.
En 1977 se publica el álbum Zombie, que contenía la canción homónima, un ataque directo al gobierno, donde Kuti compara al ejército nigeriano como una horda de zombis que obedecen órdenes automáticamente, como esos seres descerebrados y carentes de voluntad propia.
«El zombi no va a ningún lado, hasta que se le ordene. El zombi no se detiene, hasta que se le ordene. El zombi no gira, hasta que se le ordene. El zombi no piensa, hasta que se le ordene», reza la letra de la pieza, cuya melodía es conducida por un ladino saxofón que capitanea una percusión hipnótica, sincopada y cadenciosa. Fugazmente suena un coro, y pasan al frente otros instrumentos, como el órgano.
El éxito del tema fue instantáneo y su popularidad se extendió rápidamente por toda Nigeria. Se convirtió en un himno contra el régimen.
Por aquel momento la estabilidad política de Nigeria era sumamente precaria. Independizado de Reino Unido en 1960, el país había vivido una sangrienta y devastadora guerra civil entre 1967 y 1970. Desde entonces se habían llevado a cabo una serie de golpes de estado, el más reciente en 1976. Durante esa asonada fallida fue asesinado el presidente Murtala Ramat Mohammed, siendo sustituido por su segundo al mando Olusegun Obasanjo, quien logró sofocar la rebelión.
Un rebelde innovador
Fela Kuti fue un hombre comprometido con su pensamiento y sus opiniones, lo que muchas veces le trajo graves problemas a él y a quienes lo rodeaban. Sus letras y comentarios fueron incendiarios, controvertidos y contundentes. Kuti es un gran ejemplo del artista que usa su disciplina como grito de guerra, y que la lleva hasta sus últimas consecuencias. Además, en el camino, inventó un género musical completamente nuevo, el afrobeat, que adaptaba sus raíces africanas a lo que ocurría en el contexto sonoro de la época. Fue capaz de transmitir efectivamente un mensaje que cuestionaba la violencia gratuita de un estado, a la vez que hizo bailar a todo un país.
La difusión de sus ideas llegaba al clímax durante sus actuaciones en vivo, especialmente en aquellas que se llevaban a cabo en The Shrine, la sala de conciertos de Kuti en Lagos. Fela siempre buscó la interacción con el público en sus shows, guiando no sólo a su orquesta sino también a quienes se encontraban en la pista de baile. En un contexto de represión política la música era una forma de discurso, de resistencia, un punto de reunión, donde un personaje carismático y con ideas puntuales llevaba la batuta.
No es de extrañar que a medida que progresaba la carrera discográfica de Fela, sus conflictos con el gobierno nigeriano se hicieron más frecuentes y graves. Su encaprichamiento con la marihuana, que experimentó por primera vez durante una visita a California, resultó ser un importante punto de discusión, ya que Fela disfrutaba fumándola abiertamente durante sus actuaciones y animando a otros a seguir su ejemplo. Esto era una obvia afrenta a los valores conservadores de ese país.
Sin embargo, había tensiones más profundas. Fela se estaba volviendo cada vez más franco en temas relacionados con el ejército, los funcionarios del gobierno (algunos de los cuales señalaría por su nombre en los espectáculos), y la obediencia del público en general. Fue de esa atmósfera que surgió Zombie.
El fin de la República de Kalakuta
El álbum Zombie fue un éxito rotundo, así que el gobierno decidió responder precipitadamente, desencadenando un salvaje ataque contra la República de Kalakuta, el complejo comunal en el que vivía Fela con su familia y los miembros de su banda, que disponía de un centro de salud gratuito y un estudio de grabación. Fela había declarado la independencia de este lugar de Nigeria después de volver de Estados Unidos en 1970.
A principio de 1978 mil soldados atacaron la comuna. Los militares golpearon salvajemente a Fela y a sus amigos, violaron a varias mujeres y arrojaron a su anciana madre, la maestra, política y activista por los derechos de la mujer Funmilayo Ransome-Kuti, desde la ventana de un segundo piso, infligiéndole heridas que la conducirían a la muerte unos meses más tarde. La República de Kalakuta fue incendiada, y el estudio de Fela, los instrumentos y las cintas originales fueron destruidos. Kuti afirmó que habría muerto de no ser por la intervención de un oficial al mando mientras lo golpeaban. La respuesta de Fela al ataque fue entregar, meses más tarde, el ataúd de su madre en el cuartel Dodan de Lagos, residencia del general Olusegun Obasanjo, y escribir dos canciones, Ataúd para el Jefe de Estado y Soldado desconocido, en referencia a la investigación oficial que afirmaba que la comuna había sido destruida por un soldado desconocido.
Lejos de aplacar su activismo, Fela no paró. Después de la destrucción de la República de Kalakuta, trasladó sus espectáculos al Hotel Crossroads e hizo de la zona Ikeja de Lagos su nuevo hogar. Continuó viviendo su estilo de vida bohemio, y se casó con 27 mujeres en un día.
En los años 80, las autoridades continuaron acosando a Fela. En sus canciones, criticaba frecuentemente al General Muhammadu Buhari, quien presidió Nigeria de 1983 a 1985 (y actualmente desde 2015), y a su ayudante Tunde Idiagbon. En 1983, Fela fue condenado a cinco años de cárcel, a través cargos falsos de supuesta especulación monetaria. Cuando fue puesto en libertad en 1986, empezó a escribir el tema Bestia de ninguna nación en el que se burlaba de Buhari por lanzar una campaña pública de disciplina.
Sus letras también señalaron al entonces primer ministro sudafricano PW Botha, a la Primera Ministra británica Margaret Thatcher y al presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan. También criticó a las Naciones Unidas por no tomar medidas para poner fin al apartheid en Sudáfrica.
Cuando Fela Anikulapo-Kuti murió de sida en 1997 a la edad de 58 años, más de un millón de nigerianos asistieron a su funeral en la Plaza Tafawa Balewa en la Isla de Lagos.
Después de su muerte, sus descendientes continuaron su legado. Su hijo de su primer matrimonio, Femi Kuti, que había empezado a tocar en la banda de Fela a finales de los 70, continuó siguiendo los pasos de su padre y haciendo música. Además, junto con su hermano Yeni Anikulapo-Kuti fundó The New Afrika Shrine, un centro de entretenimiento al aire libre en Lagos.