diciembre 22, 2021

Maghreb K7 Club, una exótica recopilación de música magrebí hecha en Lyon

Maghreb K7 Club: Synth Raï, Chaoui & Staifi 1985-1997 es una antología musical, publicada por las disqueras Sofa Records y Bongo Joe, que presenta una colección de piezas grabadas entre 1985 y 1997 en Lyon, Francia por músicos inmigrantes del Magreb, la mayoría provenientes de Argelia, de donde son originarios los géneros raï, chaoui y staifi.

«Se llama Maghreb K7 Club por un juego de palabras. Magreb es la región, y en francés K7 suena similar a la palabra casete, que es el formato en el que estaban todas estas grabaciones. Lo de club es porque esta música era popular y de fiesta, como la que se escucha en los clubs, aunque en este caso se tocaba más que todo en cafés y bares magrebíes de la ciudad de Lyon», explica Simon Debarbieux, antropólogo francés que, junto a la también antropóloga Péroline Barbet, realizó la selección de piezas que ha sido publicada en conjunto por la disquera gala Sofa Recors y la suiza Bongo Joe.

«Péroline trabajó durante unos años para una institución en Lyon, llamada CRTMA, que es un centro de difusión de la música tradicional de la región Auvernia-Ródano-Alpes. Esta ofrecía financiamientos para proyectos de investigación sobre ciertos temas. Uno, que se llevó a cabo en 2012, consistió en investigar sobre las músicas de los inmigrantes del Magreb en Lyon. La mayoría de la inmigración magrebí allí es de Argelia, por la historia que Francia tiene con ese país. Péroline entrevistó a los músicos y fuimos encontrando muchos casetes de la época, llegando a crear un archivo musical con más de 150 grabaciones. Hicimos la selección escuchando todo aquello, pero intentando concentrarnos en los músicos de Lyon, porque hay muchas grabaciones de gente que nada tiene que ver con esa ciudad. También intentamos enfocarnos en otros pueblos de la región de Auvernia-Ródano-Alpes. Lo que pasa es que Lyon concentraba la mayoría de los artistas, y era donde se grababa y se hacían conciertos. Yo propuse hacer una recopilación de lo que encontramos a Sofa Records, que es una tienda de música y sello discográfico de Lyon, y a la gente de Bongo Joe en Suiza, a quienes también conozco desde hace tiempo, y que nos podían ofrecer una buena plataforma, porque son sellos independientes que saben hacer las cosas», agrega Debarbieux.

Música de inmigrantes

Fue en los cafés y bares de los barrios lioneses La Croix-Rousse y La Guillotière  donde se gestó buena parte de esa escena musical. Estos lugares eran centros sociales donde los inmigrantes se reunían semanalmente para compartir, pero también donde se escuchaba y tocaba la música de sus regiones de origen, lo que hizo que allí se desarrollaran movimientos artísticos que lograron gran popularidad en los años ochenta y noventa. «La Guillotière es el barrio de inmigrantes de Lyon. Es como el norte de París, donde están los africanos y los árabes. La Croix-Rousse en esa época era un barrio de extranjeros, aunque actualmente se ha convertido en un lugar donde reside gente con dinero. En estos barrios había cafés musicales donde se hacían conciertos. Eran sitios informales, y es que la escena era así, informal», asegura Debarbieux.

Los géneros tocados eran esencialmente norteafricanos, pero con influencias occidentales. La música en el contexto de la inmigración fue una escuela perfecta para el cosmopolitismo musical. Al igual que predecesores, como Cheikh El Hasnaoui  o Mohamed Mazouni, los músicos de esta compilación integraron el raï o el staifi con la estética disco o riffs de guitarra funk.

«El raï es un género que nace en el oeste de Argelia, que es modernizado por algunas figuras muy reconocidas. De hecho todo parte de la evolución de un fenómeno muy rural. Entonces llegan estos artistas en los años cincuenta que lo sacan del campo, para llevarlos a los cafés de las grandes urbes argelinas. Gente como Cheikha Rimitti, que hoy en día tiene una plaza con su nombre en París, y más adelante Messaoud Bellemou o Gana El Maghnaoui. Ellos fusionan la música con instrumentos pop, como batería, trompeta y guitarra. Convierten los ritmos y melodías del raï, que se hacen con implementos tradicionales, trayendo recursos modernos. Luego, en los ochenta, pasan a incorporar drum machines y sintetizadores. El raï tuvo una fama mundial increíble en los noventa, se producía incluso en los grandes estudios de Los Ángeles. Hoy en día lo olvidamos un poco, y nos parece una música extraña, pero la verdad es que era muy popular hace décadas. Es importante acotar también que en Lyon la mayoría de la población inmigrante argelina viene del este del país, donde surgieron el chaoui y staifi, que son otros ritmos populares que han sido modernizados en las ciudades de ese país africano, lo que los hace también urbanos. Estos no fueron tan famosos con el raï, pero se nutrieron de su fama», relata Debarbieux.

La era del casete

Todos los temas de esta compilación fueron editados en casete por tres importantes disqueras de la época: Top Music, Édition Merabet y SEDICAV. Tanto en Francia como en Argelia el impacto explosivo del formato casetes en el mercado democratizó la producción y difusión musical, revolucionando los hábitos de la gente. Como los productos se elaboraban a bajo costo y sin ningún intermediario, las redes de distribución local resultaron ser rentables. A menudo grabados en un solo día, pasaban por La Guillotière antes de ser enviados directamente a Barbès en París, Belsunce en Marsella, o a capitales del Magreb, con las que los sellos tenían relación.

Con la llegada de los casetes también apareció un sonido pop global debido a la evolución de la tecnología: las grabadoras multipistas, los instrumentos electrónicos y los efectos eran ahora herramientas comunes. Los músicos de Lyon obviamente sacaron el máximo provecho de esto. Las guitarras eléctricas y la derbouka podían ahora coexistir y los sintetizadores reemplazaban a la zorna, la gasba o imitaban al acordeón. Estas singularidades fueron a menudo promovidas por los sellos con el fin de satisfacer las expectativas del público.

En las grabaciones y en la intimidad de los cafés, los músicos de Lyon hablaron del exilio, cantaron sus amores y desilusiones e informaron sobre su vida cotidiana como inmigrantes. También fue, en cierta medida, la época en que la música magrebí comenzó a entrar en las listas de popularidad: el primer festival raï de la historia se celebró en Bobigny en 1985. Artistas como Khaled, Cheb Mami y Cheb Hasni se abrieron paso hasta alcanzar el reconocimiento mundial, dando paso al avance de jóvenes argelinos de la segunda generación de inmigrantes como Rachid Taha y su grupo Carte de Séjour.

«Para nosotros lo primero fue escoger músicos que viviesen en Lyon, y que fuesen conocidos en su momento. Lo otro era la época, quisimos crear una estética enfocada en los ochenta y noventa, con drum machines y sintetizadores. Es decir, raï, chaoui y staifi, pero con elementos de la música pop mundial, con instrumentos como la caja de ritmos TR-808, o sintetizadores DX7, que suenan muy disco o funky. Pero sin perder la idiosincrasia de esos estilos», informa Debarbieux.

Varios de estos músicos lioneses lograron tener una carrera musical, aunque la mayoría fueron modestas. Al momento de preguntar a Simon Debarbieux sobre qué pasó con los artistas, relata: «La mayoría desaparecieron o han fallecido. Hay algunos que quedan vivos como Chab Rabah El Maghnaoui, que sigue viviendo en Lyon y tiene contacto con Péroline. Chabati Le Jeune sigue vivo también, pero es complicado, porque algunos de estos individuos tenían entre 20 y 25 años cuando grabaron estas canciones, pero ahora, que son viejos, se han vuelto religiosos, por lo que no quieren hablar de esa época, que andaban de fiesta, tomando alcohol y conociendo mujeres. Zaïdi El Batni sigue vivo pero está en muy mal estado de salud y no quiere hablar mucho de esto. El resto no tenemos información sobre ellos o murieron, como Nordine Staifi por ejemplo».

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