Del son cubano a la rumba congoleña

La rumba congoleña representa el retorno a África de ritmos autóctonos llevados al mar Caribe por la fuerza. Géneros que cambiaron mientras estuvieron fuera, en América, que se convirtieron en son y cha cha chá, para luego regresar y dar vida a una música innovadora que fungiría como la banda sonora de la independencia del Congo.

La historia de la rumba congoleña es la del regreso de un hijo pródigo. La vuelta de ritmos que fueron llevados por la fuerza al mar Caribe para retornar cambiados, siglos después, a la tierra que los vio nacer. Puede que hayan vuelto completamente transformados, pero fue gracias a esto que generaron nuevas y exquisitas corrientes musicales.

La rumba congoleña, también llamada africana, es tan hija del son cubano y el cha cha chá, como de los ritmos tradicionales de lo que era el Congo belga y francés. Los dos primeros entraron a través de los puertos de Matadi y Boma, de la mano de marineros provenientes del Caribe apertrechados con vinilos de la época: Arsenio Rodríguez, Orquesta Aragón, Trío Matamoros, Septeto Habanero, La Sonora Matancera, entre otros.

La Radio Congo Belge en Leopoldville de Kinshasa populariza la música cubana hasta donde su señal le permite, difundiendo a través de las colonias su pegajoso ritmo.

Para los africanos la música cubana suena familiar y las orquestas comienzan a hacer versiones de las canciones que suenan en la radio, para luego componer originales que cantan en francés o en lingala, lengua típica del oeste de la región del Congo. Hablan de esta música como «rumba», aun cuando suena más a «son». Agrada que no sea música producida por los colonizadores y que tenga raíces negras.

Hablamos de finales de la década de los años treinta y principio de los cuarenta. Estalla la Segunda Guerra Mundial, el Congo colonial es rico en materias primas necesarias para la situación bélica. El comercio aumenta el flujo de música extranjera, muchas veces de la mano de mercaderes libaneses y griegos. Son ritmos que llegan a una región donde aún hay paz y tiempo para celebrar e ir de fiesta.

Ya no sólo se trata del son y la rumba del Caribe, sino que hacen acto de presencia grabaciones de las grandes bandas de jazz norteamericanas, cuya estructura será determinante para las orquestas de la zona.

Papa Wendo

El músico Antoine Wendo Kolosoy, conocido como Papa Wendo, se convertirá en la primera estrella de ese nuevo género que ahora se conoce como rumba congoleña.

Wendo, junto con otros músicos, recorrerán parte del Congo belga en una furgoneta pintada con llamativos colores y ataviada con grandes cornetas. Harán conciertos y venderán sus discos. Dará impulso y popularizará así a la rumba congoleña, generando además los primeros vestigios de lo que será una cultura nacional para un país que nacerá años después.

La fama de Papa Wendo lo llevará por Europa y América del Norte desde finales de los años cuarenta y durante la década de los cincuenta, junto a su banda Victoria Bakolo Miziki. No obstante, poco tiempo después, en la cúspide de su fama, se retira por décadas.

Sobre el abandono de los escenarios dirá: “Los políticos querían usarnos a los músicos como rocas sobre las que caminan. Es decir, utilizarnos para cantar a su favor. Yo nunca quise eso. Por eso pensé que para mí, Wendo, lo mejor era retirarme de la escena musical y quedarme en casa”.

Wendo había desarrollado amistad con algunos de los líderes independentistas de la región, especialmente Patricio Lumumba. El cruel asesinato de este en 1961, junto con la llegada al poder del dictador Mobutu Sese Seko fueron decisivos en la postura que asumió, y es que la independencia del Congo, su gestación y consagración, fueron eventos paralelos a lo que fue la creación de la rumba congoleña.

La independencia fue un tema recurrente en la lírica de la rumba congoleña y sus orquestas y canciones estuvieron siempre presentes en los actos que concertaron la liberación de ambas naciones, tanto del Congo belga como del francés.

Le Grand Kallé y Franco Luambo

Si bien Papa Wendo abre el camino, en la década de los cincuenta también surgen los otros dos precursores, junto a sus respectivas orquestas, de lo que es la rumba congoleña, que también pasa a ser denominada soukous (derivado de la palabra francesa «secousse» que significa sacudir). Se trató de Joseph Kabasele Tshamala, conocido como Le Grand Kallé, y Francois Luambo Makiadi, también llamado Franco Luambo o simplemente Franco.

La orquesta de Le Gran Kallé era la African Jazz y la de Franco era la OK Jazz, luego denominada TPOK Jazz, las iniciales eran acrónimo de Tout Puissant Orchestre Kinshasa (Todopoderosa Orquesta Kinshasa).

Utilizando guitarra acústica y eléctrica, congas, bongos, maracas, charrascas e instrumentos de viento como flautas y clarinetes, así como saxofones y trompetas, ambas orquestas se convierten en las más populares de la región.

De la orquesta de Le Gran Kallé, saldrán músicos como Tabu Ley Rochereau y Nico Kasanda, conocido como Doctor Nico, quienes más tarde tendrán éxito con sus proyectos artísticos fuera de la banda.

También será Le Gran Kallé  et l’African Jazz la orquesta responsable de uno de los himnos más importantes de la rumba congoleña y quizás de la historia musical de África, la célebre pieza «Indépendance Cha Cha», la cual interpretan durante la Conferencia de Bruselas, donde se discutía la emancipación del Congo.

Le Gran Kallé et l’African Jazz es de las primeras bandas en mostrar la música africana moderna en Europa de los años sesenta. Su trabajo fungió como un reflejo de una cultura que florecía con la esperanza de un futuro mejor, que vendría de la mano de la independencia. Un destino que nunca llegaría y que fue traicionado por los mismos que matan a Patricio Lumumba. Aquellos que Papa Wendo rechaza y por los que su música dejará de sonar por décadas.

El relevo: La historia de Tabu Ley Rochereau

Tanto TPOK Jazz como African Jazz fueron responsables de las generaciones de relevo que heredarían el testigo de la rumba congoleña o soukous. Sam Mangwana, Simaro Lutumba, Nicolas “Dr. Nico” Kasanda y el célebre Tabu Ley Rochereau dieron sus primeros pasos en tarima en alguna de estas dos agrupaciones.

El caso de Tabu Ley Rochereau es uno de los más importantes, quizás tan importante como Le Grand Kallé, Franco y Papa Wendo.

Tabu Ley Rochereau

Formado como cantante en la orquesta de Le Grand Kallé, siendo la voz en Independance Cha Cha, Rochereau abandona, junto al guitarrista Dr Nico, African Jazz en 1963 para crear su propia banda, bajo el nombre African Fiesta. La asociación entre ambos durará poco y dos años después Tabu Ley crea la African Fiesta National, también conocida como African Fiesta Flash. Allí lo acompañará también Sam Mangwana.

African Fiesta National se convertiría entonces, desde mediados de la década de los sesenta, en una de las bandas más importantes de todo el continente africano, logrando más de un millón de discos vendidos para el año 1970 y publicando uno de los temas más conocidos del género por aquellos tiempos, la celebrada “Afrika Mokili Mobimba”.

Si bien la rumba congoleña ya tenía varios años de popularidad en el continente, fuera de él seguía siendo una rareza. Tabu Ley volvió a llevarla al continente europeo, como en el pasado lo hiciera junto a su mentor musical Le Grand Kallé, con dos presentaciones a casa llena en la sala Olympia de París, momento que muchos consideran que fue determinante para su internacionalización como artista.

De voz poderosa, tan elegante como la de Benny Moré o Tito Rodríguez, Rochereau adopta ese nombre por el general francés Pierre Denfert-Rochereau, con cuyo apellido se familiarizó durante sus años escolares.

Su verdadero nombre era Pascal, el Tabu lo asumirá como parte de las medidas de africanización del dictador Joseph Mobutu, proceso que incluirá el cambio de nombre del país, que en 1971 pasó de llamarse República Democrática del Congo a República de Zaire. También ameritó el cambio de nombre de todos los ciudadanos, que perdieron sus denominaciones cristianas, siendo aceptado únicamente los nombres de raíz africana.

Es durante la gestión dictatorial de Mobutu que ocurre, en Kinshasa en 1974, el combate de boxeo más importante de todos los tiempos: Muhammad Ali contra George Foreman. Allí Tabu Ley Rochereau actuará junto a su orquesta, ahora rebautizada con el nombre de Orchestre Afrisa International. Lo hará en el contexto de Zaire 74, un festival organizado como antesala a la pelea, organizado por el trompetista sudafricano Hugh Masekela y el productor discográfico Stewart Levine. Allí compartirá escenario con sus paisanos TPOK Jazz, con la sudafricana Miriam Makeba, los norteamericanos James Brown, Bill Withers, B.B. King y The Spinners, así como Celia Cruz, Johnny Pacheco, Ray Barretto, Cheo Feliciano, Larry Harlow, Hector Lavoe, Ismael Miranda, Roberto Roena, Bobby Valentin y el resto de Fania All-Stars.

El nombre Afrisa para su orquesta fue una combinación de África con Éditions Isa, su disquera. Con la Orchestre Afrisa International, Rochereau logrará una serie de éxitos como Sorozo, Kaful Mayay, Aon Aon y Mose Konzo.

Para mediados de los ochentas Tabu Ley incorpora a la cantante M’bilia Bel a la banda, convirtiéndola en la primera cantante femenina de rumba congoleña.

En 1988 Tabu Ley Rochereau recurre al exilio y sale de Zaire por roses con el gobierno de Joseph Mobutu. Vivirá en Europa y Estados Unidos donde seguirá activo musicalmente.

En 1996 la popular banda africana de salsa Africando versionó su tema Paquita, invitándolo a cantar junto con ellos.

Volverá a su tierra natal en 1997, tras la expulsión del país de Mobutu. Bajo el nuevo gobierno de Laurent Kabila será ministro en su gabinete. Tras la asunción al poder de su hijo, el joven Joseph Kabila, asumirá un puesto en el parlamento de la República Democrática del Congo. Para el año 2005 era vice gobernador de Kinshasa. También fungió como ministro provincial de cultura. Su carrera duró hasta el 2008 cuando un accidente cerebrovascular lo incapacitó. Moriría en 2013, 24 años después que Franco (1989) y 30 después que Kabasele (1983). Se dice que tuvo más de 68 hijos, uno de ellos es el rapero franco-congolés Youssoupha.

El regreso de Papa Wendo

Después de 1997, Laurent Kabila también logra poner fin al largo hiato de Papa Wendo con su llegada al poder, incitándolo a que volviera a grabar y girar por el país. Como ocurrió con Buena Vista Social Club en su momento o la Orquesta Baobab de Senegal, Wendo hizo una serie de conciertos, reuniendo a su banda Victoria Bakolo Miziki y a sus Abuelas Danzantes.

Miembros de su antigua agrupación como Antoine Moundanda, Joseph Munange, Mukubuele Nzoku y Alphonse Biolo Batilangandi tuvieron la oportunidad de participar en este reencuentro que no sólo les llevaría alrededor del continente africano sino también de Europa.

Wendo tocó en vivo hasta el año 2004. Su último disco, Banaya Papa Wendo, fue lanzado a través de la disquera IglooMondo en 2007.

También siguiendo la tradición de Wim Wenders y Buena Vista Social Club, el cineasta francés Jacques Sarasin realizó un hermosísimo documental biográfico llamado On the Rumba River (En el río de la rumba) sobre su trayectoria en el año 2008, poco antes de su muerte.

La influencia de todos estos músicos ya fallecidos es todavía palpable en buena parte de África. Artistas como Papa Wemba, Ricardo Lemvo, Kékélé y Black Bazar son solo algunos de los representantes de la rumba congoleña que siguen activos.

Pero la influencia va aún más allá, el rapero belga-congolés Baloji lanzó hace pocos años una versión rapeada de Indépendance Cha Cha, evocando, en un videoclip, toda la estética de la época en que Le Grand Kallé y Franco triunfaban en un Congo que daba sus primeros pasos en para la independencia.

La mayoría de las leyendas desaparecidas de la rumba congoleña son recordadas con mucho cariño en África y son objeto de constantes homenajes en esa parte del mundo. Sin embargo, mucho de los problemas que abordaron en sus canciones siguen pendientes. Las reivindicaciones que traería la independencia aún esperan por ser cumplidas en su totalidad. Por ello, no es extraño que muchos intérpretes del género sigan levantando su voz como aquellos que les antecedieron. Comunicando ideas con música, en una zona donde desde hace varios años abundan las balas y la violencia.

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