Cheikh Lô: «Si eres músico debes tener alguna filosofía que seguir»

El cantautor senegalés Cheikh Lô publicó en junio Balbalou, una placa discográfica que resalta la importancia de la espiritualidad, la paz y la solidaridad «en un mundo donde grupos como Boko Haram y el Estado Islámico han desviado y corrompido el nombre de la religión». Lô, quien en el pasado fue apadrinado por el legendario Youssou N’Dour, vuelve con una importante carga rítmica de mbalax senegalés, aunque el jazz y el folk también hacen acto de presencia en el álbum.

Ataviado con gafas oscuras, modelo Aviator de Ray Ban, ropas holgadas con múltiples colores llamativos, largos dreadlocks, que en su caso nada tienen que ver con el movimiento rastafari, y un collar de cuero para espantar los malos espíritus, Cheikh Lô es uno de los responsables de la popularización del género mbalax, típico de Senegal y Gambia, más allá de las fronteras africanas.

Lo ha logrado incorporando elementos de ritmos tan lejanos como la salsa, la rumba congoleña, el folk y el jazz estableciendo un estilo muy personal donde su voz aguda y su guitarra llevan la batuta ante una formación musical que tiende a variar y donde los invitados están a la orden del día, porque si algo ha caracterizado la carrera de Cheikh Lô es su constante colaboración con otros artistas, tanto locales como internacionales.

Sobre él ha dicho la revista Real Groove: «Con su enigmática complejidad y tan lejos de los ritmos 4/4, el mbalax no la ha tenido fácil fuera de la costa oeste de África, donde hasta Youssou N’Dour se ha quedado corto tratando de hacer trascender el género. Por su parte, Lô ha tenido éxito. Su aproximación acústica le da una magia a la música mbalax que le permite ser apreciada por aquellos que no están acostumbrado a esas estructuras».

La publicación Cora Correction, va más allá: «La costa oeste de África ha producido los cantantes más poderosos del continente y Lô posee fácilmente una posición muy alta en ese panteón».

Nacido en Burkina Faso en 1955, de padres senegaleses, Cheikh N’Digel Lô posee una carrera musical de más de 40 años. Empezó desde niño cantando y tocando la batería. Siendo todavía muy joven, en 1976, ingresa a la legendaria Orchestre Volta Jazz, en la percusión. La banda tocaba música cubana, fusión y rumba congoleña, principalmente temas de Tabu Ley Rochereau. Se trató de una agrupación con múltiples edades, etnias y nacionalidades, lo que inculcó en Lô la solidaridad entre naciones africanas.

Lô se mantuvo en la Orchestre Volta Jazz hasta la década de los ochenta cuando se muda a Senegal, a la capital Dakar. Pronto se familiarizará con la rica escena musical de la ciudad y con el popular género mbalax. Pasa a tocar la batería con el cantante Ouza, pero al poco tiempo se une a la banda del Hotel Savana. Es el año 1984 y es durante su estadía en este último grupo que se ve expuesto a una serie de ritmos extranjeros que absorberá como una esponja. Esto será sólo un abrebocas para cuando emigre a Paris un año después.

En la capital francesa se convierte en un baterista de sesión. Comienza a trabajar con músicos de la África francófona residentes en la capital francesa, pero estos proyectos quedarán a medias. Por eso decide incursionar como solista en la escena musical europea con el álbum Doxandeme (Inmigrante), el cual fue lanzado en formato casete en 1990.

Doxandeme recibió buena crítica, pero Lô se sintió desmotivado. Comienza a trabajar en un segundo álbum que también queda a medias. Por los próximos cuatro años mantendrá un bajo perfil.

En 1995 Cheikh Lô convence a Youssou N’Dour, a quien había conocido en 1989 cuando trabajaba en el álbum de la cantante tradicional wolof N’diaga M’baye, de que produjera su próximo disco. Así nace Ne La Thiass, publicado por la disquera de N’Dour Jololi, lo que además lo llevará a unirse a un tour con varios artistas de esta casa productora en noviembre de 1996. Ne La Thiass fue distribuido por World Circuit, la célebre disquera de Nick Gold, que contaría con artistas de la talla de Buena Vista Social Club, Ali Farka Touré y la Orchestre Baobab.

Lô continúa promoviendo el álbum hasta 1997, girando por toda Europa junto a su banda de ocho miembros llamada N’Diguel. Ese año recibe un premio por mejor artista revelación en Sudáfrica.

Cheikh Lô dará el salto a Estados Unidos en 1998 cuando participa en el festival Africa Fete en 1998, de ese evento nacerá un extraordinario disco homónimo que sigue siendo hasta el día de hoy una buena referencia de la música africana de aquellos días.

En 1999 recibe la Ordre National de Merite de Leon de la mano del presidente de Senegal Abdou Diouf. Ese año vuelve al estudio a grabar Bambay Gueej, co-producido entre Nick Gold y Youssou N’Dour, será la última placa donde trabajen juntos. Para 2006 publica Lamp Fall mediante la disquera Nonesuch Records y distribuido por World Circuit. Su último trabajo de la mano de la disquera de Nick Gold será en 2010, con el álbum Jamm.

Su nuevo disco Balbalou, publicado en junio, cuenta con el apoyo del sello parisino Chapter Two y reúne varios invitados de lujo como el trompetista franco-libanés Ibrahim Maalouf, la cantante maliense de música wassoulou Oumou Sangaré, el acordeonista francés Fixi, la cantante brasilera radicada en Francia Flavia Coelho, entre otros.

Balbalou fue grabado casi en su totalidad en Estocolmo y producido por Andreas Unge. No obstante, buena parte de su concepción fue en Senegal.

Pocos meses atrás, Lô publicó un adelanto de lo que sería su nuevo disco. Los temas que lanzó eran Degg Gui (Verdad), Doyal naniou, que habla sobre los constantes golpes de estado en el continente africano y Balbalou, cuyo nombre da el título a la placa.

Sobre su nuevo trabajo Cheikh Lô dice que se trata de una fusión rítmica africana, con el género mbalax como punta de lanza. No obstante, tiene algo de jazz y un poco de folk. Existe una puntual referencia a la música brasilera en Degg gui, donde el acordeón y la voz de Coelho exploran ese lado del Atlántico, algo que Cheikh Lô ya había experimentado en Lamp fall en 2006cuando grabó en Salvador de Bahia con el grupo de percusión afro-brasilera Ilê Aiyê.

Líricamente define que «se trata de un retorno a la importancia de la espiritualidad, algo que me pareció importante en una época cuando grupos de odio como Boko Haram han desviado y corrompido el nombre del Islam», religión que profesa Lô, a través de la corriente sufí denominada Baye Fall.

Actualmente Lô reside en Keur Massar, en los suburbios de Dakar. Allí se mantiene como un fiel seguidor de las enseñanzas del Cheikh Ibrahima Fall, fundador del movimiento islámico sufí Baye Fall, que forma parte de la hermandad Mouride. «Trabaja como si nunca fueses a morir y reza a Dios como si fueses a morir mañana», dijo Fall que estableció los dreadlocks como parte de su estilo de vida. «No tenía tiempo que perder en su cabello», asegura Lô. Por esta razón, hay quienes creen que Lô forma parte del movimiento rastafari, pero su estilo capilar posee otras connotaciones sumamente distintas.

Lô canta en wolof, bambará y francés, aunque habla inglés, idioma en el que concedió esta entrevista desde su hogar en Senegal.

¿Por qué tomó 5 años desde su último disco Jamm a la publicación de Balbalou?

—Fueron varias cosas. Por un lado, he estado involucrado en varios proyectos, hay ciertos artistas con los que estuve trabajando, también he estado viajando y, desde luego, componiendo. Además, cambié de disquera. Balbalou lo empecé a concebir hace aproximadamente 3 años, luego vinieron las maquetas y finalmente todo lo que fue el proceso de grabación, que se llevó a cabo entre Estocolmo y Paris.

Sin embargo, la distancia entre sus discos suele ser larga, de tres a cinco años.

—Me parece importante tener el tiempo necesario para concebir lo que será un nuevo disco. La creación es un trabajo delicado. Creo que cada uno de mis cinco álbumes representa una etapa en mi vida y eso se nota mucho en las letras. Además, en esos períodos de tiempo también toco en vivo y viajo.

¿Cuál es el significado de la palabra “Balbalou”?

—Trata sobre los peligros que enfrentamos diariamente. El nombre del disco viene de un tema homónimo, donde simbólicamente se encuentran el fuego y el agua, dos elementos antagónicos. La vida en general está llena de momentos antagónicos, en el día a día, así como a gran escala.

¿Cómo es este álbum rítmicamente?

—Sigue la tradición de mis discos anteriores. Es decir, es una mezcla de varios ritmos y texturas, toda una fusión africana. Claro que tiene mucha influencia de la música de Senegal, sobretodo mbalax, pero en este caso trabajé con artistas que influyeron en la mezcla rítmica.

¿Quiénes?

—El acordeonista francés Fixi, conocido por sus trabajos con el músico de reggae Winston McAnuff, la gran cantante maliense Oumou Sangaré, ícono de la música wassoulou, quien colaboró en el tema Doyal naniou, el virtuoso de la trompeta, el franco-libanés Ibrahim Maalouf, que viene de la escuela del jazz y la cantante brasilera residenciada en Paris Flavia Coelho, que trajo su influencia carioca. El productor del disco Andreas Unge también colaboró tocando varios instrumentos, tanto de percusión como teclados. Creo que los invitados en este caso tuvieron un papel sumamente importante en lo que es el planteamiento rítmico de Balbalou.

Existe un concepto lírico en Balbalou.

—Las letras del disco tocan muchos temas, pero creo que en líneas generales se trata de un retorno a la importancia de la espiritualidad, algo que me pareció importante en una época cuando grupos de odio como Boko Haram han desviado y corrompido el nombre del islam, una religión basada en principios humanistas.

Hablando de religión, usted pertenece a la corriente sufí islámica Baye Ball, que forma parte de la Hermandad Mouride.

Sí, se trata de un movimiento que llama a la unión y la solidaridad. De buscar el bien común. En Baye Fall tenemos dreadlocks debido a que el jeque Ibrahima Fall, fundador del movimiento, no tenía tiempo para su cabello. Fall siempre decía: «Trabaja como si nunca fueses a morir y reza a Dios como si fueses a morir mañana». Se trata de una corriente tolerante, como es en esencia el islam, algo muy importante en estos tiempos donde, como te decía antes, grupos como Boko Haram o el Estado Islámico distorsionan por completo la religión. En mi música siempre han existido referencias a las enseñanzas de Fall. Creo que si eres músico debes tener alguna filosofía que seguir.

Este es el primero disco que publica con la disquera parisina Chapter Two, tras varios años con World Circuit Records (Buena Vista Social Club, Orchestre Baobab, Ali Farka Touré, etc).

La gente de Chapter Two me contactó hace algún tiempo y a los pocos meses comenzamos a trabajar juntos. El último disco que publiqué con World Circuit Records fue Jamm en 2010. Allí terminó el contrato y luego comenzó mi relación con Chapter Two. No obstante, mi experiencia con World Circuit Records fue muy buena.

Ya ha publicado un primer single de Balbalou, se trata del tema Degg Gui.

Degg Gui significa «verdad» en idioma wolof. El tema es sobre aquellas personas que hablan mucho pero no hacen nada mientras a su alrededor hay injusticias y maldad. En Degg Gui participaron Fixi y Flavia Coelho.

Además, ha estrenado videoclip para la canción.

Si, fue grabado en los suburbios de Dakar, con un equipo francés. Fue parte de un prelanzamiento que hicimos para Balbalou. Publicamos un adelanto de tres canciones, una suerte de EP. Degg Gui era el sencillo promocional.

Parte de ese prelanzamiento también fue el tema Doyal Naniou donde repite insistentemente la frase “Coup de etat” (golpe de estado).

Doyal Naniou es una llamada de atención a aquellos jefes de estado africanos que han llegado al poder mediante golpes de estado. Creo que nuestros países deben siempre tener el derecho a elecciones libres y justas.

Siendo oriundo de Burkina Faso y tomando en cuenta el tema abordado en Doyal Naniou: ¿Se inspiró en los sucesos del año pasado donde fue derrocado el expresidente Blaise Compaoré?      

Lo tomé en cuenta. En el caso de Blaise Campaoré creo que fue derrocado por una revolución civil, tras décadas en el poder. No debemos olvidar que Campaoré llegó al poder derrocando y asesinando a Thomas Sankara. Sin embargo, creo que la inestabilidad política y específicamente los golpes de estado son un mal que azota a toda África constantemente. Es injusto porque se trata de grupos reducidos que se hacen con el control de un país y se olvidan del pueblo, irrespetando sus clamores, necesidades y opiniones. La música es un reflejo de la sociedad en que vivimos y por lo tanto su mensaje debe ser sobre cómo corregir los errores de ésta. Cuando no hay solidaridad yo le canto a la unión, cuando hay guerra yo le canto a la paz. Yo le canto a todos, por más diferentes que podamos ser siempre debe haber solidaridad.

Tras décadas haciendo música popular y basando actualmente buena parte de su promoción a través de Internet. ¿Cree que ha logrado abarcar un mayor público? ¿Existe una fuerte competencia para los artistas de músicas del mundo en Internet?

La industria de la música ha cambiado. Yo empecé y me di a conocer mucho antes de que Internet se volviese popular por lo que para mí ha sido muy beneficioso. Quizás sí hay mucha competencia porque es fácil colocar tu trabajo en Internet y cualquiera puede hacerlo, por lo que el talento es muy importante, especialmente cuando se trata de músicas del mundo. Para hacerte popular en esta área debes tener algo que ofrecer, algo que llame la atención. Lo que a mí personalmente me preocupa es el tema de las descargas ilegales. Nosotros no somos artistas multimillonarios, por lo que perdemos mucho con la piratería. Sin embargo, la tecnología también nos da opciones para que nos descarguen y paguen a través de iTunes o Amazon, donde están casi todos mis discos. Es importante tomar esto en cuenta al buscar nuestra música, ya que queremos que nuestro trabajo de frutos, de manera de seguir haciendo música y vivir de esto.

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